Autor: José Manuel Fuentes
Cómo sigas estudiando se te van a morir todas las neuronas y te vas a quedar sin ninguna!. Cuantas veces no habremos oído esa frase de algún compañero de clase digamos…poco trabajador. Pero, ¿se esconde detrás de esa afirmación, por otra parte muy extendida, alguna realidad? Pues ciertamente, no. Nuestro cerebro es capaz de producir nuevas neuronas, al menos en ciertas regiones. Éste proceso se conoce como neurogénesis.
Hasta mediado de la década de los 60 (trabajos del Grupo de Altman en el MIT de Massachusetts, USA) del siglo pasado se pensaba que el número de células de nuestro sistema nervioso central presentaba un número determinado y que cualquier factor exógeno (traumatismos, drogadicción, patologías cerebrales, etc…) reducía esa población de manera irreversible, hecho defendido, incluso, por nuestro Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal. génesis indagando en la
Sin embargo en los últimos 40 años se ha evidenciado científicamente el nacimiento y proliferación de nuevas neuronas en el cerebro, localizándose nichos neurogénicos (constituidos por células madre) en zonas del hipocampo, bulbo olfatorio o epitelio olfatorio. Las células pluripotenciales de estos nichos neurogénicos persisten durante toda la vida de una persona, especialmente en las dos zonas con una mayor capacidad neurogénica como son la zona subventricular (la que separa los ventrículos) y la zona subgranular del giro dentado del hipotálamo (clásicamente relacionada con los procesos de aprendizaje y memoria y, por tanto, posee un valor imponente para la vida cotidiana).
En estas zonas de sistema nervioso central se agrupan dos tipos celulares diferenciados: las células troncales y las denominadas células progenitoras neuronales. Las primeras producen a su vez dos tipos de células, las propias troncales (es decir manteniendo la propia estirpe) y las progenitoras neuronales por otra parte. Estas últimas serán las que, tras ir perdiendo su capacidad de división se transformarán no solo en neuronas sino también en glía (células del sistema nervioso central que realizan funciones auxiliares, complementando a las neuronas).
Pero, ¿cómo podemos regular esta capacidad de producir nuevas neuronas?. Básicamente intervienen dos grupos de factores, endógenos y exógenos, que pueden modularla ya sea de manera positiva o negativa. Entre los endógenos cabe señalar la expresión de ciertos genes, metabolitos, factores de crecimiento, hormonas y neurotransmisores o la edad. Con respecto a los exógenos factores de naturaleza medioambiental o bien farmacológicos.
Es evidente que el “control” de esta capacidad de producir nuevas neuronas puede constituir en el futuro una importante herramienta terapéutica para el tratamiento de enfermedades neurodegerativas, del desarrollo o bien en situaciones de lesión cerebral. Es evidente que unos hábitos de vida saludables que incluyan la realización de ejercicio (físico y mental) así como dietas equilibradas y ricas en frutas y verduras favorecen la neurogénesis. Por el contrario, la vida sedentaria, dietas inadecuadas (como las muy ricas en grasas saturadas), falta de desarrollo intelectual o un ritmo de vida muy estresado dificultan esta regeneración neuronal. Aun queda mucho por investigar, mucho por descubrir, pero lo que es un hecho evidente es que sí, podemos producir nuevas neuronas en nuestro cerebro, al menos en ciertas zonas y bajo ciertas circunstancias y que nuestro modo de vida puede jugar un papel importante en esta neurogénesis cuando ya somos adultos.